Vacunas, un pilar clave en la atención médica que prolonga la esperanza de vida

Icon Fecha 18 diciembre, 2020

En tiempos en los que las vacunas ocupan el centro de la información de salud en todo el mundo, un repaso para evidenciar y valorar más que nunca una herramienta sanitaria que evita millones de muertes por año.

Vacunas un pilar clave en la atencion medica que prolonga la esperanza de vida HEADER

Las vacunas son uno de los grandes avances de la historia de la humanidad y la medida de salud pública que más vidas salva después del agua potable: unos tres millones al año, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Son un claro ejemplo de los avances del sistema científico-tecnológico y la industria farmacéutica al haber logrado eliminar enfermedades mortales prevenibles y controlar la morbilidad y complicaciones de otras muchas patologías causadas por virus y bacterias. 

Gracias a las vacunas se han conseguido hitos en la salud pública mundial, como la erradicación de una enfermedad tan letal como la viruela, en 1980, y poner al borde de la extinción una dolencia tan temida y contagiosa como la poliomielitis.

Sin embargo, las vacunas son víctimas de su propio éxito: muchas veces se dejan de ver los efectos de las enfermedades que previenen, se pierde la percepción del riesgo que implica contraerlas y esos temores se trasladan erróneamente hacia las vacunas.

Las dudas, la resistencia o el rechazo hacia la vacunación es una de las principales amenazas a la salud pública, porque ponen en riesgo los inmensos logros obtenidos. Si menos personas se vacunan, las enfermedades vuelven. Por eso, en tiempos de pandemia y de esfuerzos mundiales para la aprobación de vacunas anti-covid. uno de los mayores desafíos es brindar una comunicación clara para reforzar la confianza y generar adhesión de la población.

La vacunación es un acto responsable y solidario: la persona que no se vacuna, no solo se pone en riesgo a sí misma, sino también a toda la comunidad, especialmente a aquellos que son más vulnerables, como niños menores de 1 año que aún no han completado sus esquemas, embarazadas e inmunodeprimidos. Cuantas más personas se vacunen, mejor será para ellas y para la población en general; porque además de los beneficios individuales que produce, la vacunación es un acto colectivo que ayuda a proteger a la comunidad

Vacunas que hicieron historia

Las vacunas son medicamentos biológicos -producidos con bacterias, virus atenuados, muertos o realizados por ingeniería genética y otras tecnologías- que se administran a las personas para generar inmunidad activa y duradera contra una enfermedad estimulando la producción de defensas (anticuerpos) que actúan ante futuros contactos con los agentes infecciosos evitando la enfermedad.

La palabra vacuna fue acuñada por el médico y biólogo británico Edward Jenner, se lo llama “padre de las vacunas” porque fue quien descubrió en 1796 la vacuna contra la viruela, enfermedad que provocaba grandes epidemias en varios continentes. Sus esfuerzos evitaron numerosas muertes, pero sin embargo la enfermedad recién se declaró oficialmente erradicada en 1980, 24 años después de iniciado el Programa de Erradicación de la Viruela de la OMS, convirtiéndose así en la primera enfermedad oficialmente erradicada del planeta.

El siguiente paso importante ocurrió casi 100 años después del experimento de Jenner, cuando el químico y bacteriólogo francés Louis Pasteur revolucionó el mundo de la biología al determinar, entre otros importantes descubrimientos. que los agentes causales de las enfermedades infecciosas eran los microorganismos. En 1885, utilizó una vacuna para prevenir con éxito la rabia en un niño que había sido mordido por un perro con rabia. 

A mediados del siglo XX, Jonas Salk y Albert Sabin lograron los avances más importantes: desarrollaron la vacuna de poliomielitis, inyectable y oral, respectivamente. Sus descubrimientos salvaron a más de 5 millones de niños y adolescentes en todo el mundo de una enfermedad que no tenía cura, tenía un alto poder de contagio, un índice de mortalidad elevado y a muchos de los que no mataba los dejaba con parálisis. El último caso de poliomielitis en Argentina fue en 1984. Existen tres cepas de poliomielitis en el mundo, el de tipo 2 fue erradicado en 1999 y desde 2012 no hay casos registrados en el mundo del tipo 3. Según la OMS, para poder finalmente erradicar esta enfermedad, se debe vacunar a todos los niños del mundo.

Inversión en salud

Las vacunas son también una de las inversiones en salud más costo-efectivas. En Argentina, por ejemplo, por cada dólar invertido en vacunas, entre 2011 y 2020, se estima un retorno total de la inversión de 54 dólares, según los datos analizados por la Fundación Weber en su reciente Informe “El valor del medicamento desde una perspectiva social en Argentina y países de su entorno”, elaborado con la colaboración de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEME).

De acuerdo con el trabajo de la Fundación Weber -con sede en Madrid, presidida por el experto en Economía de la Salud y Gestión Sanitaria, Alvaro Hidalgo- Argentina fue el primer país americano en usar una sola dosis de la vacuna contra la hepatitis A en niños de 1 año, una decisión reconocida como innovadora por la OMS. Se obtuvo una disminución sustancial de los casos de hepatitis, que pasaron de 157.871 en el período 2000-2004 a 17.784 entre 2006 y 2010. Esta mejora de resultados en salud se trasladó a una reducción de los costos médicos y no médicos.

El mismo estudio da cuenta que a nivel mundial, la inmunización frente a enfermedades transmisibles mortales o altamente incapacitantes previene entre dos y tres millones de muertes anualmente. Entre 2010 y 2015 las vacunas han prevenido diez millones de muertes en todo el mundo, especialmente gracias a la reducción de mortalidad por infecciones respiratorias, malaria y enfermedades intestinales.

Efectividad comprobada

Argentina tiene una amplia protección contra enfermedades por vacunación. El calendario nacional tiene 20 vacunas obligatorias y gratuitas. En 2012, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) describió a la Argentina como uno de los países más avanzados en la materia. 

Lo que ha sucedido en el último año en el país respecto al sarampión reafirma la importancia de sostener la vacunación, más en el contexto de pandemia por el coronavirus. En el 2000, la Argentina consiguió la eliminación de la circulación endémica del virus de sarampión, que fue certificada seis años después por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, en el segundo semestre del año pasado, nuestro país atravesó el brote más extenso de sarampión desde entonces. En agosto de 2020 finalmente se pudo cerrar ese brote, que fue el más importante de los últimos 20 años.

En 2009 se registró el último caso de rubéola y rubéola congénita gracias a la vacunación en chicos y las campañas de vacunación de mujeres en edad fértil (no embarazadas).

Desde 2007 en el país no hay trasplantes de hígado por hepatitis A, vacuna que se incorporó en 2005 al calendario. El último caso de difteria se registró en 2006. La vacuna contra la tos convulsa para embarazadas se incorporó en 2012. Y se redujo en 82% las muertes de bebés por tos convulsa, gracias a los anticuerpos que transfiere la madre al bebé.

Desde 2012 se redujeron un 50% las internaciones por neumonía gracias a la vacuna contra el neumococo. En los últimos años se comenzó a registrar una disminución de casos de varicela y rotavirus, una de las últimas vacunas incorporadas al calendario. Y se espera que lo mismo suceda con la vacuna contra VPH, que en 2017 sumó a los varones para su inmunización.

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Fuentes:

Organización Mundial de la Salud (OMS); Ministerio de Salud de la Nación; Informe Weber, Capítulo 3: “El valor del medicamento desde una perspectiva social en Argentina y países de su entorno” – Fundación Weber (2020)